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El real estate de la mano de la transformaciòn sostenible

Hasta hace muy poco, cuando hablábamos de #RealEstateEmpresarial, no se incluía, dentro de sus prioridades estratégicas, el impacto y corresponsabilidad en el proceso de cambio en pro de la mejora de la calidad de vida de las personas y planeta de una manera equilibrada y respetuosa con el medio ambiente. A través de prácticas y acciones sostenibles, de hecho, tampoco era un factor decisivo en el lado de la demanda: la población apenas incluía entre sus factores de decisión la reducción de emisiones contaminantes o la construcción con materiales sostenibles.

De este modo, no se tenían en cuenta en la edificación residencial y comercial beneficios como el ahorro que proporciona una mayor eficiencia energética o la contribución al medioambiente de una gestión más racional de los residuos.

 

Sin embargo, esto ha cambiado dramáticamente al día de hoy y se puede afirmar que, en el mundo inmobiliario, la perspectiva en los intereses de inversores y compradores incluye en un papel prioritario la transformación como visión a largo plazo, con el objetivo de buscar y  promover la sostenibilidad económica, social y ambiental. Esto significa que las decisiones de construcción y comercialización tienen en cuenta el impacto que tendrán en el medio ambiente y en la sociedad, así como en el bienestar económico y financiero de clientes y personas en general.

La industria inmobiliaria se considera un sector clave para la sostenibilidad medioambiental, pues desde el punto de vista de desarrollos de proyectos de real estate empresarial sostenible existe un compromiso con el medio ambiente y una responsabilidad social empresarial.

Ahora bien, para que un proyecto inmobiliario corporativo sea sostenible, se deben tener en cuenta una serie de prácticas y estrategias que permitan reducir el impacto ambiental de la construcción y el uso de edificios, entre ellas:

 

  1. Eficiencia energética: se trata de diseñar y construir edificios que utilicen la menor cantidad de energía posible, mediante la instalación de sistemas de iluminación LED, aislamiento térmico, ventilación natural, entre otros.

 

  1. Uso de energías renovables: se pueden incorporar fuentes de energía renovable como paneles solares o turbinas eólicas para generar electricidad en el edificio.

 

  1. Diseño bioclimático: un diseño bioclimático implica el uso de materiales de construcción sostenibles, así como una orientación adecuada del edificio para aprovechar al máximo la luz solar y la ventilación natural.

 

  1. Gestión de residuos: se trata de reducir los residuos generados en la construcción y el uso del edificio, y de gestionarlos adecuadamente para minimizar su impacto ambiental.

 

  1. Uso eficiente del agua: se pueden implementar sistemas de recolección y reutilización de agua de lluvia, así como dispositivos para reducir el consumo de agua en el edificio.

 

Además de estas prácticas, también se debe contar con una política empresarial responsable en cuanto a la gestión de residuos, la minimización de la huella de carbono y la promoción de prácticas sostenibles entre sus trabajadores y clientes. En definitiva, se trata de un compromiso con el medio ambiente y la sociedad que aporta beneficios a largo plazo para todos.

 

En resumen, la transformación sostenible implica un cambio de paradigma en la forma en que vivimos y nos relacionamos con el planeta, que busca preservar los recursos naturales y garantizar un futuro sostenible para las generaciones venideras.

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