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Hacia dónde va el Caribe corporativo en 2026: una mirada desde República Dominicana

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Lecciones de 2025 tras recorrer el país con empresas internacionales y entender que hoy no se evalúan solo mercados, sino países completos.

Este año me pasó algo que me cambió la manera de ver mi trabajo y, sobre todo, de ver a mi país.

A finales de 2025 recibí a una empresa internacional que quería incursionar en un nuevo modelo de negocio en la República Dominicana.

Llegaron con preguntas, frameworks, métricas y una visión muy clara de lo que buscaban.

Yo pensaba que solo necesitaban ver propiedades.

No.

Necesitaban entender un país.

Mas de 10 ciudades, tres días y una República Dominicana vista desde otro ángulo

Colaborando con una firma internacional de brokeraje corporativo ,planificamos un recorrido exhaustivo por 10 de las ciudades más importantes del país.

Tres días intensos: carreteras, autopistas, zonas comerciales, competidores, plazas, esquinas vivas, calles emergentes, barrios y sectores en crecimiento… y otras que no tenían nada que ofrecer.

Y lo fascinante no fueron los metros cuadrados.

Fue ver cómo un equipo extranjero trataba de descifrar quiénes somos como país:

  • ¿Cómo piensa el consumidor dominicano?

  • ¿Qué lo motiva a comprar o a no comprar?

  • ¿Qué ciudades son B2B? ¿Cuáles son B2C?

  • ¿Qué nivel de consumo real tiene cada región?

  • ¿Qué hace funcional o disfuncional un modelo de negocio aquí?

  • ¿Cómo se “aplatana” un producto sin perder su esencia?

  • ¿Qué trabas pueden encontrar?

  • ¿Cuáles son los aspectos legales, laborales, fiscales, contables a tomar en cuenta?

Mientras avanzábamos, yo iba explicando los corredores comerciales, la psicología del cliente local, los hábitos de consumo, la logística real (no la de PowerPoint), y las fortalezas y límites de cada ciudad. Mayormente he trabajado en Santo Domingo, Santiago y Punta Cana, pero al recorrer otras ciudades, vimos como cada una se comporta de manera diferente.

Y ahí me cayó una verdad de frente:

Uno no asesora una empresa.

Uno traduce un país.

La parte que nadie cuenta: el país se evalúa completo, no solo el negocio

En esos recorridos también aprendí algo que parece pequeño, pero no lo es:

Elegir dónde comer importa.

Mostrar la comida típica para un extranjero importa.

Dar un pequeño tour cultural importa.

Enseñar una vista que enamora importa.

Recomendar dónde turistear al finalizar la jornada laboral, importa.

Porque cuando una empresa evalúa instalarse en un país, evalúa todo:

cómo opera… y cómo se vive.

Ahí entró otra capa de la conversación.

Aunque no manejo el sector residencial, tuve que hablar de:

  • alquileres y ventas de apartamentos y casas

  • zonas residenciales según estilo de vida,

  • colegios,

  • seguridad,

  • tráfico,

  • costo de vida,

  • expectativas reales de un expatriado.

Porque la decisión no es solo corporativa.

Es humana.

En un momento, uno de los ejecutivos me dijo:

“Indhira, no estamos haciendo un site tour.
Estamos entendiendo un país. Estamos en diversos países del mundo, y cada pais, cada región, incluso cada provincia, es diferente."

Esa frase me acompañó todo el camino de vuelta.

Lo que vi de República Dominicana cuando la miré con ojos prestados

Cuando recorres el país con extranjeros, algo cambia.

Descubres que lo que para nosotros es “normal”, para ellos es sorprendente.

Que lo que damos por sentado es una ventaja.

Y que nuestra mezcla de talento, energía, resiliencia y creatividad es más fuerte de lo que imaginamos. 

Que el dominicano es creativo, independiente, "se la busca". Que el calor humano y la hospitalidad, si importan y ayudan.

República Dominicana es pequeña en el mapa, pero enorme en complejidad.

En matices.

En personalidad.

En oportunidades.

Y cuando explicas el país con honestidad —sin exageraciones, sin discursos—, RD brilla.

y si, tenemos muchos retos y oportunidades como pais, y muchas cosas que emular y aprender de otros para avanzar y mejorar.

Entonces… ¿hacia dónde pienso que va el Caribe corporativo en 2026?

Mi lectura, desde la carretera, desde las visitas, desde las conversaciones honestas con CEOs y equipos ejecutivos, es clara:

1. El nearshoring seguirá moviendo piezas

El Caribe será más relevante en 2026, no menos.

República Dominicana tiene estabilidad, talento y velocidad de ejecución. Desde el sector público hasta el sector privado.

2. Las empresas buscarán eficiencia + vida

No solo oficinas - locales o naves: sino ecosistemas completos.

No solo costos: sino bienestar del colaborador y del usuario final.

No solo expansión: sino propósito real.

3. El liderazgo ejecutivo se moverá por autenticidad

La región atraerá a quienes apuestan por mercados emergentes…

y por calidad humana. Tenemos el deseo y la necesidad de aprender o morir intentando. veo un interés genuino de avanzar, de aprender, ya sea tecnología nueva, idiomas, procesos.

4. El broker del futuro será un traductor cultural

No basta con saber metros cuadrados y de contratos.

Hay que entender economías, ciudades, consumidores, talento, cultura y estilo de vida. Es un todo!

5. República Dominicana competirá como país, no como mercado

Si articulamos talento, infraestructura, logística y visión regional, no tenemos techo. El cielo es el límite!

Lo que me llevo de 2025 antes de cruzar a 2026

2025 no fue un año cómodo.

Fue un año honesto.

Me dio oportunidades, conversaciones profundas, kilómetros recorridos y aprendizajes que no salen en ningún reporte.

También me quitó certezas, me obligó a soltar ideas que ya no aplicaban y me confrontó con mis propios límites.

Y hoy entiendo que todo eso fue necesario.

Porque cuando miré a República Dominicana con ojos extranjeros, volví a verla con gratitud.

Y cuando expliqué el país desde la verdad —no desde el discurso— confirmé algo esencial:

nuestro mayor valor no está solo en la infraestructura, sino en la gente, en la cultura y en la forma en que vivimos y trabajamos.

Antes de entrar a 2026, tengo una convicción firme:

el Caribe corporativo está en un punto de inflexión real,

y República Dominicana tiene las condiciones —si se gestiona con ética y visión— para liderar conversaciones que antes parecían lejanas para nuestra región.

2026 será un año exigente, pero fértil.

Un año para ejecutar con propósito.

Para invertir con criterio.

Para crecer sin perder humanidad.

Para servir mejor.

Y, sobre todo, para confiar.

Confío en lo que Dios permitió en 2025.

Confío en lo que quitó.

Y confío aún más en lo que está preparando para 2026, aunque todavía no lo vea completo.

Seguimos.

Con ética.

Con propósito.

Con visión.

Con Dios.

“No podemos controlar el viento, pero sí ajustar las velas.”

Sabiduría clásica

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